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Resulta inquietante pensar que el lago Epecuén con sus aguas saladas y propiedades curativas, que trajo al pueblo tanta esperanza y prosperidad, fue también la causa de su destrucción. Epecuén era una renombrada Villa Turística. Hacia la década del ochenta, el lago que bañaba sus costas comenzó a crecer desmesuradamente hasta dejarla sumergida para siempre. Esa Villa hoy es tan solo un recuerdo y su presente es la historia de un pueblo al que un día lo tapó el agua. Allí quedan hoy los árboles que han muerto de pie y las construcciones, muchas de las cuales todavía asoman emergiendo del agua. Las casonas en ruinas, sus Hoteles, Casinos y Complejos termales que alguna vez fueron el orgullo de sus pobladores, hoy se parecen a blancos fantasmas entumecidos en el tiempo, la salitre y su blancura cubren como un tapiz los estériles suelos. El empeño y los deseos de la gente, no pudieron lograr una reconstrucción en terrenos aledaños ; en cambio el "engaño" de los políticos, en busca de su negocio, consiguieron promover las termas en Carhué , a solo unos kilómetros. Hoy, a causa de la bajante, las aguas del lago mezcladas con agua dulce ya no son las mismas, sin embargo, sus pobladores en busca de un alivio a sus problemas concurren a estos balnearios improvisados en Carhué y aunque el olor a podrido se hace a veces irrespirable, con la fé intacta, se sumergen en las aguas sanadoras del milagroso Lago Epecuèn, …donde las aguas curan.
